Salvador Íñiguez (Guadalajara)
Este mexicano vive una doble vida.
Por las mañanas, de casa en casa, como enfermero geriátrico. Y por las noches, de prostíbulo en prostíbulo, abordando a prostitutas y travestis.
«¿Cuánto cobras, hermanita? ¿Tan poquito? ¿Nadie te ha dicho que vales toda la sangre de Cristo?»
Luego les cuenta que tienen una Madre en el Cielo, les enseña a rezar el rosario, les habla de la misericordia infinita de Dios, leen juntos la Biblia…
«Dios no tiene hijos predilectos, ni especiales. Y Jesús no viene a juzgarnos, sino a mostrarnos un amor incondicional. Yo no quiero que estas personas mueran sin conocerlo.»
Salvador es, como Jesucristo, «amigo de pecadores». Acompañándole por las calles, es inevitable recordar aquella sentencia: «Hasta las prostitutas os adelantarán en el reino de los Cielos.»