Los Ángeles
«¡Es un ángel!», decimos para elogiar la bondad de alguien.
«¡Menudo demonio!» Y expresamos lo contrario.
A los ángeles, buenos y malos, les encanta disfrazarse, para ser más eficaces. Los buenos, guiándonos hacia Dios. Y los malos, en sentido contrario. El problema está en que los malos se disfrazan de belleza, simpatía, bondad y amor. Un beso… el camuflaje perfecto para una traición. Un ritual físico de apariencia inofensiva… puede ser la puerta para introducirse en un alma.
Advertencia: selecciona con prudencia tus aliados espirituales. Porque si juegas con fuego… te quemas.
Usa detectores de incendios. Por ejemplo, la palabra «perdón». Un mal espíritu es incapaz de decirla. Y usa extintores. Llama a María… llama a Jesús… y ellos, con sus ángeles buenos, te protegerán de los malos.