Francisco Verar (Panamá)

Desde niño escuchó:

«Gracias a la Virgen, tú viniste al mundo.»

Y es que los médicos dijeron a sus padres, tras doce años de matrimonio, que nunca podrían tener hijos. La madre acudió a instancias superiores. Si los médicos no podían resolverlo… hablaría con la Madre de Dios.

Dos semanas después… ¡embarazada! Tenía 40 años.

Ya que fue atendida… ¿Por qué no pedir dos, en vez de uno? Pronto nació el segundo hijo.

Ambos son sacerdotes.

Francisco sintió que Dios le pedía que se dedicara a los más desfavorecidos, a mujeres y niños que han sufrido abusos de todo tipo. Y se puso manos a la obra, en un rincón de la selva. Son miles los que se benefician de su ayuda, pero asegura que él no ha hecho nada:

«La culpable de todo es María.»