Amada Rosa Pérez (Bogotá)
«Entré a un gimnasio a los 18 años y alguien me preguntó: ¿Te gustaría ser modelo?
Y pensé: dinero, fiestas, fama, éxito, viajes… ¡quiero!»
En poco tiempo, cuatro premios de belleza la convirtieron en top model y actriz. Una progresión meteórica que se vio amenazada por varios embarazos… de solución fácil.
«Me dijeron que tener hijos acabaría con mi carrera, pero no me hablaron de las consecuencias terribles de matarlos: depresiones, ansiedad, pesadillas… y el deseo de acabar con mi propia vida.»
Después de abortar varias veces, Amada Rosa buscó la felicidad sin compromisos a través del yoga, reiki, feng-shui, tarot… sin sospechar el precio oculto que pagaba sin darse cuenta: «El Demonio siempre pasa factura.»
Y así como entró a un gimnasio, un día entró a una iglesia. Y leyó: «Venid a mi los que estéis agobiados, que Yo os aliviaré».
«Confesé mis pecados y alcancé la paz que tanto buscaba. Alguno dirá que estoy loca, pero lo cierto es que soy feliz.»